Texto y fotos de Eva Villalva
Como ya se sabe, Gamarra es el centro comercial de ropa más popular entre los limeños. Pero y que hacer si se está en los ajetreos de las compras y dan las 2 de la tarde, aún no se ha probado bocado y las compras siguen incompletas. Bueno si se tiene demasiada hambre y valor anímese a llenar su estomago con los antojitos que Gamarra ofrece pero eso sí, antes fíjese en las medidas de higiene del vendedor.
La comida de los puestos callejeros ocupa una gran parte de nuestra dieta diaria, debido al ritmo de vida en las ciudades.
Fácil de preparar y de vender, estos alimentos ambulantes son apetecibles y económicos. Pero también son una vía rápida para intoxicaciones alimentarias.
Los puestos callejeros a menudo carecen de condiciones adecuadas de almacenamiento, refrigeración y de medios para cocinar los alimentos e impedir que se contaminen de bacterias, como la salmonella.
La falta de agua potable y de medios adecuados para eliminar los desechos incrementa el peligro de contaminación para los clientes.
Pero, comencemos nuestro recorrido buscando piqueítos para saciar el hambre.
Un rico almuerzo marino.
Un senil hombre baila contagiosamente
al ritmo de un disco de los Bee Gees.
Un poste puede ser
el mejor compañero para
descansar y combatir la soledad.
Con 50 céntimos
se puede comprar unas crujientes rosquitas.
colores: los tallarines
con chanfainita son la sensación.
Unas humeantes humitas
buscan endulzar nuestro paladar.
La espera de los clientes.
un hombre carga sin temor
de provocarse algún daño, más del triple de su peso.
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